‘Kresnik‘ era un poderoso ‘Djinn‘ (un genio), concretamente un ‘Efreet‘, es decir, un genio del fuego, pero no uno cualquiera. Era un ‘Efreet‘ benévolo con aquellos que se lo mereciesen y en el lugar en el que habitaba, en el centro del actual desierto del Sahara, en una montaña de cristal creada por su propio calor convirtiendo la arena en cristal, concedía dones a aquellos que llegasen hasta él y mostrasen ser dignos.

Así fue hasta que un día quien se presentó ante él fue un antiguo brujo sediento de poder y corrupto por él, que ansiaba controlar las fuentes de calor como ‘Kresnik‘. Al negarle su favor, y mucho menos su poder, el brujo recurrió a las más oscuras artes. Logró debilitarlo con el poder que un ‘Marid‘ (un genio del agua) le había concedido, lo encadenó a la cima de su montaña de cristal y, tras tatuar en su cabeza y espalda runas que le debilitasen, hacerle portar eternamente un sol abrasador que lacerase su piel y atacase a todo aquél que osase siquiera acercarse.

‘Kresnik‘ continuó encadenado durante siglos, hasta que los Daesdi le enviaron al ‘Axis Mundi‘ para servir como Guardián y esperar que un día, el Daë del Calor cumpla su ‘Prueba‘ y  le libere.